Carta pastoral del cardenal Rouco con
motivo del Día de la Caridad
MADRID, martes 5 junio 2012 (ZENIT.org).-
El próximo domingo, 10 de junio, solemnidad del Corpus Christi, se celebrará el
Día de la Caridad, este año con el lema ‘Venid hambrientos y sedientos’. Con
este motivo el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela ha
escrito una carta pastoral en la que afirma que la crisis no es sólo económica
y financiera sino moral y de valores.
En su carta el cardenal Rouco recuerda que
“en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, fiesta grande de la
Eucaristía, del Amor infinito de Dios a los hombres, la Iglesia celebra el Día
de la Caridad. El Señor, al instituir la Eucaristía en la Última Cena, anticipa
su muerte y resurrección, dándose a sí mismo en el pan y vino, su Cuerpo y su
Sangre, como nuevo maná. Al celebrar la Eucaristía, al participar comulgando el
Pan de la Vida –el mismo Jesucristo- nos implicamos en el dinamismo de su
entrega, y en la comunión sacramental quedamos unidos al Señor todos los que
comulgamos. La unión con Cristo es unión al mismo tiempo con todos a los que Él
se entrega. En la comunión eucarística está incluido el ser amado por Dios y el
amor a los otros”.
En alusión al Día de la Caridad, dice que
“es mucho tiempo, varios años, el que llevamos afectados por la grave crisis
cuyos efectos devastadores no han dejado de crecer. Los datos que de un modo
periódico hemos ido conociendo, sobre todo el número de personas que pierden el
empleo, son alarmantes, por las graves consecuencias que afectan a tantas
personas y familias cuya situación de penuria está siendo en muchos casos
dramática”. “Pero la crisis no es sólo económica y financiera, también estamos
padeciendo una profunda crisis moral y de valores. Se idolatra el confort, el
bienestar, el dinero, el placer… introduciéndose hondamente en el modo de vida
establecido y se rechaza al Dios verdadero. Esta es la raíz fundamental de
todos nuestros males. No saldremos de esta situación si no nos convertimos y
volvemos nuestra vida a Dios, origen de todo bien”.
Y es que, asegura, “es el amor de Dios el
que nos impulsa a vivir amando y sirviendo, y con él, recibimos la gracia para
construir una sociedad más justa y fraterna, austera y solidaria, apartándonos
de la codicia, la acumulación de bienes y el enriquecimiento rápido. Es el amor
de Dios el que impulsa al corazón humano a amar y este amor es servir, siendo
cauces del amor de Dios para los otros”.
Recuerda que “Cristo es ‘el Camino, la
Verdad y la Vida’ (Jn 14,6), y es en Él y con Él de quien recibiremos la
fuerza, hecha caridad, para acertar en la salida de la crisis. Sin esta
caridad, que es generosidad sincera, servicio desinteresado, solidaridad
fraterna y austeridad, será imposible introducir los cambios necesarios en el
estilo de vida y en las costumbres sociales y políticas que han conducido a la
crisis y que seguirán amenazantes siempre”.
“Nuestra Cáritas Diocesana, Cáritas
Madrid, ha sido galardonada recientemente con la medalla de oro de la Comunidad
Autónoma de Madrid y también cuenta con el apoyo y reconocimiento de gran parte
de la población. Cáritas Madrid es la institución de nuestra Iglesia Diocesana
al servicio de los pobres. Es el amor de Dios el que moviliza a tantos
corazones a vivir amando y sirviendo a los que sufren. Las parroquias, cáritas
parroquiales, instituciones de consagrados, voluntarios, donantes,
suscriptores, trabajadores, técnicos… y beneficiarios, formamos esa gran
familia de Cáritas Diocesana donde circula por los corazones la fraternidad y
la concordia, la generosidad y la esperanza”.
Reconoce que, “aunque en este tiempo las
ayudas que Cáritas ha hecho llegar a las personas que sufren más duramente las
consecuencias de la crisis han crecido muy significativamente, los fondos de
Cáritas siguen aumentando gracias a la generosidad de suscriptores y donantes.
Os agradezco sinceramente que este ‘milagro’ de generosidad siga siendo
posible. También quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que,
viendo las dificultades de tantos que están siendo golpeados por la crisis, se
dedican a amar y a servir, acompañando y atendiendo a los más necesitados”. Y
es que “este modo de vivir, amando y sirviendo a los que nadie quiere, es vivir
en plenitud, que sólo podemos conseguir sintiéndonos amados por Dios”,
afirma.
Por eso, manifiesta su deseo de que “esta
manera de vivir de tantas personas que a través de Cáritas aman y sirven a los
pobres, sea un ejemplo y un estímulo para toda la ciudadanía y, caminando
juntos, salgamos de esta crisis construyendo una sociedad más justa y
fraterna”.
Y concluye pidiendo a la Virgen que “nos
ayude a descubrir la grandeza de la Eucaristía: que el Amor de Cristo llegue a
nuestros corazones y nos dé fuerza para amar como Él nos ama, acompañando y
sirviendo a los que sufren, construyendo un mundo nuevo y distinto, donde el
Amor de Dios sea la fuerza transformadora de la vida en nuestra sociedad”.
http://www.zenit.org/article-42372?l=spanish
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