jueves, 19 de febrero de 2015
miércoles, 18 de febrero de 2015
Ser criados por padre y madre sí importa
Una reciente investigación ha arrojado una granada en el incendiario asunto de los hijos en parejas del mismo sexo. En un artículo para el British Journal of Education, Society & Behavioural Science, el sociólogo estadounidense Paul Sullins concluye que “los problemas emocionales tienen dos veces más prevalencia en los hijos de padres del mismo sexo que en los que tienen padres de sexos opuestos”.
Para los críticos será imposible ignorar esta investigación, dado que se basa en más datos que cualquier otro estudio previo. El estudio de Sullins toma 512 chicos con padres del mismo sexo, sacados del US National Health Interview Survey, y los compara con los hijos de padres biológicos de la misma muestra, respecto a doce índices de problemas emocionales y de desarrollo. Los problemas emocionales incluyen mal comportamiento, preocupación, depresión, una pobre relación con sus coetáneos e incapacidad para concentrarse.
Tras examinar los números, Sullins encontró que los padres de sexo opuesto proporcionaban un mejor ambiente a sus hijos. “La paternidad biológica —apunta— marca de modo único y poderoso la diferencia entre los resultados de los chicos con padres de sexo opuesto y aquellos de familias homoparentales”.
Las anteriores investigaciones
Hasta hace poco, casi todos los estudios sobre la paternidad del mismo sexo se basaban en muestras bastante pequeñas. En una revisión de 49 de estas investigaciones en 2010, un experto encontró que el tamaño medio de la muestra era solo 39 hijos. Solo cuatro de estos estudios se habían hecho con muestras tomadas aleatoriamente; en los otros la selección se había hecho conectando con grupos de gays y lesbianas. En 2012, una ambiciosa investigación desarrollada por Mark Regnerus, de la Universidad de Texas, identificó, de entre 2.988 casos, únicamente a 39 adultos jóvenes que habían vivido con una pareja del mismo sexo por más de tres años.Para los investigadores es un quebradero de cabeza. El número de hijos criados por parejas del mismo sexo es tan pequeño —constituyen el 0,005 por ciento de las familias estadounidenses con hijos—, que dar con ellas en una muestra al azar es como encontrar una aguja en un pajar. Por ello, la cifra de 512 chicos, a pesar de ser relativamente pequeña, hace que el estudio de Sullins sea una contribución relevante.
Sullins examina si otros factores pueden explicar la diferencia en bienestar emocional. Según su análisis, ninguno lo hace.
Simpatizantes de la paternidad homoparental atribuyen el menor bienestar emocional de estos a la estigmatización. A estos chicos –dicen– se les singulariza, se les acosa, y sufren burlas. Si sus compañeros fueran menos homófobos, las cosas serían diferentes.
Pero Sullins lo descarta. En otro artículo, publicado en 2014 en el British Journal of Medicine and Medical Research y basado en los mismos datos, Sullins encontró que los hijos de parejas del mismo sexo corren mayor riesgo de padecer Desorden de Hiperactividad y Déficit de Atención (DHDA). Y si tenían DHDA, eran siete veces más proclives a sufrir estigmatización debido a que sus habilidades para manejar las relaciones interpersonales estaban dañadas. En otras palabras, que si los chicos procedentes de hogares homoparentales son acosados con mayor frecuencia, es porque carecen de habilidades interpersonales, no solo porque hayan sido criados por parejas de gays o lesbianas.
El acoso es perjudicial, pero es importante averiguar si los chicos están siendo acosados porque son diferentes o porque sus padres son diferentes.
Preguntas que hay que hacerse
¿Cuáles son las implicaciones del estudio de Sullins? No es que todos los chicos de hogares homoparentales estén emocionalmente afectados. Sullins es bastante claro sobre esto. “La mayoría de los chicos en la mayoría de las familias alcanzan un nivel de funcionamiento psicosocial que no se caracteriza por serios problemas emocionales”. Sin embargo, incluso si la mayoría de los chicos están bien, son más los que están bien en matrimonios intactos, con sus padres biológicos.Las sugerencias finales de Sullins es que se emprenda una investigación más extensa, para responder a cuestiones pendientes. ¿Qué hay de los estudios sobre las chicas sin padre o los chicos sin madre? ¿La paternidad del mismo sexo afecta a los chicos pequeños de modo diferente que a los adolescentes? ¿Les va a los hijos adoptados tan bien como a los concebidos por fecundación asistida o por maternidad subrogada?
Son preguntas obvias, ¿quién será lo suficientemente valiente para hacerlas?
Paul Sullins tiene que ser un tipo valiente. Como profesor de la Catholic University of America, y sacerdote católico casado y con tres hijos (anteriormente era ministro episcopaliano), Sullins tiene que estar listo para aguantar los 15 asaltos.
Este artículo apareció originalmente en MercatorNet (9-02-2015).
Diez frases del Papa para el Día de los Enamorados
Sabado 14 Feb 2015 | 09:32 am
Roma (Italia) (AICA): El 14 de febrero tradicionalmente se festeja San Valentín, un día elegido por muchos de los enamorados para celebrar su unión y el amor que se profesan. El papa Francisco se dirigió en numerosas ocasiones a los enamorados y ha dejado frases que vale la pena recordar y meditar.
El 14 de febrero tradicionalmente se festeja San Valentín, un día elegido por muchos de los enamorados para celebrar su unión y el amor que se profesan. El papa Francisco se dirigió en numerosas ocasiones a las jóvenes parejas de novios y a los matrimonios, e incluso los recibió en 2014 para celebrar su día con una audiencia pública en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre ha dejado frases en su magisterio que vale la pena recordar y meditar. Algunas de ellas son:
1. "El verdadero amor es amar y dejarme amar" (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
2. “El amor te abre a las sorpresas, el amor siempre es una sorpresa, porque supone un diálogo entre dos: entre el que ama y el que es amado. Y de Dios decimos que es el Dios de las sorpresas, porque él siempre nos amó primero y nos espera con una sorpresa” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
3. "Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo!" (Evangelii gaudium, 81).
4. "Para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras. Quiero repetirlo, tres palabras: permiso, gracias, y perdón" (Palabras a la familias durante la peregrinación a la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
5. “El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aún a riesgo de quedarte con las manos vacías. Pensemos en san Francisco: dejó todo, murió con las manos vacías, pero con el corazón lleno” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
6. "El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se pelea, y por eso aconsejo a los esposos: no terminen el día en que pelearon sin hacer las paces, siempre" (Audiencia general en la Plaza San Pedro, miércoles 2 de abril de 2014).
7. “Cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge, en la cónyuge. Y soñamos con las bondades que tiene, las cosas buenas que tiene. Por eso es muy importante recuperar el amor a través de la ilusión de todos los días. ¡Nunca dejen de ser novios! ” (Encuentro con las familias, Manila, 16 de enero de 2015).
8. “En el padrenuestro decimos ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Los esposos pueden rezar así': ‘Señor, danos hoy nuestro amor de todos los días.... enséñanos a querernos’” (Plaza de San Pedro, 14 de febrero de 2014).
9. "Aquello que pesa más de todas las cosas es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser recibidos. Pesan ciertos silencios. A veces, también en familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el esfuerzo se hace más pesado, intolerable" (Palabras a la familias durante peregrinación la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
10. "La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente en el camino de la vida" (Santa Misa de clausura de la peregrinación de las familias a Roma, 27 de octubre de 2013).+
El Santo Padre ha dejado frases en su magisterio que vale la pena recordar y meditar. Algunas de ellas son:
1. "El verdadero amor es amar y dejarme amar" (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
2. “El amor te abre a las sorpresas, el amor siempre es una sorpresa, porque supone un diálogo entre dos: entre el que ama y el que es amado. Y de Dios decimos que es el Dios de las sorpresas, porque él siempre nos amó primero y nos espera con una sorpresa” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
3. "Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo!" (Evangelii gaudium, 81).
4. "Para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras. Quiero repetirlo, tres palabras: permiso, gracias, y perdón" (Palabras a la familias durante la peregrinación a la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
5. “El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aún a riesgo de quedarte con las manos vacías. Pensemos en san Francisco: dejó todo, murió con las manos vacías, pero con el corazón lleno” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
6. "El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se pelea, y por eso aconsejo a los esposos: no terminen el día en que pelearon sin hacer las paces, siempre" (Audiencia general en la Plaza San Pedro, miércoles 2 de abril de 2014).
7. “Cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge, en la cónyuge. Y soñamos con las bondades que tiene, las cosas buenas que tiene. Por eso es muy importante recuperar el amor a través de la ilusión de todos los días. ¡Nunca dejen de ser novios! ” (Encuentro con las familias, Manila, 16 de enero de 2015).
8. “En el padrenuestro decimos ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Los esposos pueden rezar así': ‘Señor, danos hoy nuestro amor de todos los días.... enséñanos a querernos’” (Plaza de San Pedro, 14 de febrero de 2014).
9. "Aquello que pesa más de todas las cosas es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser recibidos. Pesan ciertos silencios. A veces, también en familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el esfuerzo se hace más pesado, intolerable" (Palabras a la familias durante peregrinación la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
10. "La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente en el camino de la vida" (Santa Misa de clausura de la peregrinación de las familias a Roma, 27 de octubre de 2013).+
http://www.aica.org/16390-diez-frases-del-papa-para-el-dia-de-los-enamorados.html
jueves, 12 de febrero de 2015
"Una sociedad que considera a los hijos un problema no tiene futuro"
Miercoles 11 Feb 2015 | 08:07 am
Ciudad del Vaticano (AICA): Continuando con el ciclo de catequesis sobre la familia, el papa Francisco reflexionó hoy, en la audiencia general de este miércoles 11 de febrero, sobre los hijos. Ante una Plaza de San Pedro colmada de fieles el Santo Padre expresó que “un hijo es amado por ser hijo: no porque sea bello, sano, bueno; no porque piense igual que yo, o encarne mis deseos. Todos fuimos hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo”.
Continuando con el ciclo de catequesis sobre la familia, el papa Francisco reflexionó en la audiencia general de este miércoles 11 de febrero sobre los hijos. Ante una Plaza de San Pedro colmada de fieles, el Santo Padre expresó que “un hijo es amado por ser hijo, no porque sea bello, sano o bueno; no porque piense igual que yo, o encarne mis deseos".
"Todos fuimos hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo”, dijo el pontífice.
“Es una experiencia fundamental -dijo en sus palabras a los peregrinos de lengua española- para conocer el amor de Dios, fuente última de este auténtico milagro. Además, este amor nos da fuerza para afrontar la vida sin miedo, construir un mundo nuevo, ser mejores cada día sin arrogancia, ni presunción”.
Así, Francisco señaló que el cuarto mandamiento que pide "honrar al padre y a la madre" está a la base de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. "Una sociedad que descarta a sus mayores es una sociedad sin dignidad, pierde sus raíces y se marchita; y una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema, un peso, no tiene futuro”, observó.
Finalmente explicó que “la concepción de los hijos debe ser responsable, pero el simple hecho de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable. La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose. Los hijos crecen compartiendo alegrías y sacrificios. En el sucederse de las generaciones se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad”.
"Todos fuimos hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo”, dijo el pontífice.
“Es una experiencia fundamental -dijo en sus palabras a los peregrinos de lengua española- para conocer el amor de Dios, fuente última de este auténtico milagro. Además, este amor nos da fuerza para afrontar la vida sin miedo, construir un mundo nuevo, ser mejores cada día sin arrogancia, ni presunción”.
Así, Francisco señaló que el cuarto mandamiento que pide "honrar al padre y a la madre" está a la base de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. "Una sociedad que descarta a sus mayores es una sociedad sin dignidad, pierde sus raíces y se marchita; y una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema, un peso, no tiene futuro”, observó.
Finalmente explicó que “la concepción de los hijos debe ser responsable, pero el simple hecho de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable. La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose. Los hijos crecen compartiendo alegrías y sacrificios. En el sucederse de las generaciones se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad”.
martes, 10 de febrero de 2015
lunes, 9 de febrero de 2015
jueves, 5 de febrero de 2015
Papa Francisco: Los hijos necesitan un padre que les espera tras sus fracasos
Audiencia general dedicada a los valores positivos de la paternidad: 04/02/2015
Hoy quisiera desarrollar la segunda parte de la reflexión sobre la figura del padre en la familia. La pasada vez hablé del peligro de los padres “ausentes”, hoy quiero mirar más bien al aspecto positivo. También san José fue tentado de dejar a María, cuando descubrió que estaba embarazada; pero intervino el ángelus del Señor que le reveló el designio de Dios y su misión de padre putativo; y José, hombre justo, “tomó consigo a su esposa» (Mt 1,24) y se convirtió en el padre de la familia de Nazaret.
Toda familia necesita al padre. Hoy nos detenemos sobre el valor de su papel, y quisiera partir de algunas expresiones que se encuentran en el Libro de los Proverbios, palabras que un padre dirige a su hijo: “Hijo mío, si tu corazón es sabio, también el mío se colmará de alegría. Exultaré dentro de mí, cuando tus labios dirán palabras rectas” (Pr 23,15-16). No se podría expresar mejor el orgullo y la conmoción de un padre que reconoce haber transmitido al hijo lo que de verdad importa en la vida, es decir, un corazón sabio.
Este padre no dice: “Estoy orgulloso de ti porque eres igual que yo, porque repites lo que yo digo y hago”. No, le dice algo mucho más importante, que podríamos interpretar así: “Seré feliz cada vez que te veré actuar con sabiduría, y me conmoveré cada vez que te escucharé hablar con rectitud. Esto es lo que yo he querido dejarte, para que se convirtiera en algo tuyo: la actitud a escuchar y actuar, a hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para que pudieras ser así, te enseñé cosas que no sabías, corregí errores que no veías.
Te hice sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto, que qui´zas no reconocías plenamente cuando eras joven e incierto. Te di un testimonio de rigor y de firmeza que quizás no entendías, cuando habrías querido sólo complicidad y protección. Tuve yo mismo, el primero, ponerme a la prueba de la sabiduría del corazón, y vigilar los excesos del sentimiento y del resentimiento, para llevar el peso de las inevitables incomprensiones y encontrar las palabras justas para hacerme entender. Ahora, cuando veo que tu buscas ser así con tus hijos, y con todos, me conmuevo. Estoy feliz y satisfecho”.
Un padre sabe bien cuanto cuesta transmitir esta herencia: cuánta cercanía, cuánta dulzura y cuánta firmeza. Pero, ¡qué consolación y qué recompensa se recibe, cuando los hijos hacen honor a esta herencia! Es una alegría que rescata toda fatiga, que supera toda incomprensión y cura toda herida.
La primera necesidad, por tanto, es precisamente esta: que el padre esté presente en la familia. Que sea cercano a su mujer, para compartir todo, alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan y cuando se comprometen, cuando están despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando están taciturnos, cuando se atreven y cuando tienen miedo, cuando se equivocan y cuando vuelven a encontrar el camino.
El Evangelio nos habla de la ejemplaridad del Padre que está en los cielos – el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente “Padre bueno” (cfr Mc 10,18). Todos conocen esa extraordinaria parábola llamada del “hijo pródigo”, o mejor del “padre misericordioso”, que se encuentra en el Evangelio de Lucas (cfr 15,11-32). ¡Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está a la puerta de casa esperando que el hijo vuelva!
Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar, desde lo profundo del corazón. Ciertamente, sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, que se rinde, sentimental. El padre que sabe corregir sin descorazonar es el mismo que sabe proteger sin ahorrarse nada.
Por tanto si hay alguien que puede explicar hasta el fondo la oración del “Padre nuestro”, enseñada por Jesús, este es precisamente quien vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en el cielo, los padres pierden valor y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que les espera cuando vuelven de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan; y no encontrarle abre en ellos heridas difíciles de curar.
La Iglesia, nuestra madre, está comprometida en apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque ellos son para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, en la justicia y en la protección de Dios, como san José.
sources: ALETEIA
lunes, 2 de febrero de 2015
Matrimonios: profetas, sacerdotes y reyes
Bonifacio Fernandez, cmf - Sábado, 24 de enero de 2015
El sacramento del matrimonio significa, representa y comunica el amor íntimo, fiel, creativo, incondicional y total de Cristo por su Iglesia. Es presencia y transparencia del amor de Cristo, no exclusivamente, pero si especialmente en los rasgos mencionados. El matrimonio sacramental constituye una mediación eficaz de la presencia amorosa del Padre por el Hijo en el Espíritu. Vivir en relación conyugal es un modo de realizar la identidad del pueblo de Dios, en cuanto pueblo profético, sacerdotal y real.
http://www.ciudadredonda.org/articulo/matrimonios-profetas-sacerdotes-y-reyes
- Vivir coherentemente en la vida ordinaria el amor matrimonial, en los buenos y en los malos momentos, constituye un estilo de vida que resulta atractivo, orientador y dador de sentido. Es una auténtica profecía en acción. Ser testigos de ese estilo de vida en nuestra sociedad y mostrándolo con la palabra, con el ejemplo, con la entrega es ejercer la misión profética de toda la comunidad cristiana. Cuando en la familia, entre amigos y en otros muchos momentos, un matrimonio comparte su vida ilusionada y apasionada está siendo un auténtico profeta.
- Los matrimonios así sois guías que formáis a vuestros hijos en las dimensiones más fundamentales de la vida. Seguramente sois conscientes de cómo otros matrimonios son signos para nosotros y cómo os estimulan a seguir creciendo en relación. En unos momentos será buscando la reconciliación; en otros, mostrando la ternura en lugar de la agresividad, prefiriendo tener unidad antes que tener razón. Ellos ejercen con vosotros la misión pastoral de amor. Ejercen la dimensión pastoral de su identidad cristiana como pueblo de Dios. De manera similar, la ejercéis vosotros cuando aconsejáis, acompañáis, escucháis a otros matrimonios. Ejercitáis la dimensión pastoral para la que os habilita el hecho de ser miembros del pueblo de Dios.
- Ser padres y educar a los hijos es un verdadero sacerdocio laical; con la cercanía afectiva y espiritual, con la oración y el servicio, les transmitís la fe y la experiencia de ser amados incondicionalmente. Les ofrecéis un ejemplo y una experiencia de paternidad y maternidad que les va a facilitar la experiencia de la filiación en el Hijo amado. Eso es un verdadero ejercicio del sacerdocio y del culto. Y no sólo lo hacéis con vuestros propios hijos, sino más ampliamente con sus amigos, con la familia extensa y en la sociedad. Cuando creáis la familia como una pequeña Iglesia, estáis ejerciendo la función sacerdotal que os corresponde como bautizados y participes de vida de Cristo.
http://www.ciudadredonda.org/articulo/matrimonios-profetas-sacerdotes-y-reyes
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