jueves, 12 de febrero de 2015

"Una sociedad que considera a los hijos un problema no tiene futuro"





Miercoles 11 Feb 2015 | 08:07 am

Ciudad del Vaticano (AICA):
Continuando con el ciclo de catequesis sobre la familia, el papa Francisco reflexionó hoy, en la audiencia general de este miércoles 11 de febrero, sobre los hijos. Ante una Plaza de San Pedro colmada de fieles el Santo Padre expresó que “un hijo es amado por ser hijo: no porque sea bello, sano, bueno; no porque piense igual que yo, o encarne mis deseos. Todos fuimos hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo”.
Continuando con el ciclo de catequesis sobre la familia, el papa Francisco reflexionó en la audiencia general de este miércoles 11 de febrero sobre los hijos. Ante una Plaza de San Pedro colmada de fieles, el Santo Padre expresó que “un hijo es amado por ser hijo, no porque sea bello, sano o bueno; no porque piense igual que yo, o encarne mis deseos".

"Todos fuimos hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo”, dijo el pontífice.

“Es una experiencia fundamental -dijo en sus palabras a los peregrinos de lengua española- para conocer el amor de Dios, fuente última de este auténtico milagro. Además, este amor nos da fuerza para afrontar la vida sin miedo, construir un mundo nuevo, ser mejores cada día sin arrogancia, ni presunción”.

Así, Francisco señaló que el cuarto mandamiento que pide "honrar al padre y a la madre" está a la base de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. "Una sociedad que descarta a sus mayores es una sociedad sin dignidad, pierde sus raíces y se marchita; y una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema, un peso, no tiene futuro”, observó.

Finalmente explicó que “la concepción de los hijos debe ser responsable, pero el simple hecho de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable. La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose. Los hijos crecen compartiendo alegrías y sacrificios. En el sucederse de las generaciones se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad”.


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